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La mortalidad global por COVID-19 en los pacientes hematológicos es muy elevada, especialmente en los que tienen cáncer de la sangre y receptores de trasplante de médula ósea, situándose entre el 20% y el 30%. Esta mortalidad es llamativamente más elevada que la de la población general (<2%) y que la de los pacientes con tumores sólidos (entre el 11% y el 23%). Los pacientes hematológicos más vulnerables son aquellos con edad avanzada (>60-70 años), estado general debilitado, neutropenia (número anormalmente bajo de neutrófilos en la sangre), enfermedad activa, tratamiento con anticuerpos monoclonales y leucemia mieloblástica aguda o neoplasias linfoproliferativas. Por todo esto, los pacientes con cáncer de la sangre y/o receptores de trasplante de médula ósea deberían ser grupo prioritario en la vacunación frente al SARS-CoV-2, al igual que sus convivientes y/o cuidadores adultos.

Nota de prensa

Rafael de la Cámara y Anna Sureda