"Tengo que tomar una pastilla diaria por un problema cardíaco y si no lo hago podría sufrir un infarto cerebral". Marcelo, un jubilado de 70 años, es una de las aproximadamente dos millones de personas que en España toman diariamente alguno de los anticoagulantes que hay en el mercado. Entre ellos destacan los conocidos como anticoagulantes de acción directa, unos fármacos que se consideran seguros, pero que hasta hace poco no disponían de un antídoto en caso que se produjera una hemorragia grave, ya fuera por un accidente o de forma espontánea. Algunos de los afectados por esta reacción han demandado a varias farmacéuticas durante los últimos años y han conseguido cerrar acuerdos millonarios. El más reciente, un acuerdo de más de 700 millones de euros alcanzado esta misma semana en EEUU.

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