Si los científicos suelen decir que la labor investigadora no es precisamente un camino de rosas, la implantación de los hallazgos científicos en la práctica tampoco lo es. Acaba de aprobarse en España el primer tratamiento para el cáncer con células del propio paciente, reconvertidas en exterminadoras de células malignas. La cuestión es cómo llegará a los afectados.

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