Si ir al centro de salud era un ejercicio de riesgo que intentábamos evitar durante el confinamiento y aún ahora, para las personas que viven anticoaguladas ha sido y sigue siendo un ejercicio de supervivencia. Un tratamiento descompensado puede tener nefastas consecuencias en su salud pero arriesgarse a un contagio por acudir a un centro sanitario provoca miedo a 4 de cada 10 pacientes anticoagulados que han tenido que acudir a una revisión de su tratamiento en este periodo, según una encuesta realizada por la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (Feasan).

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