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Una sesión que se celebra esta mañana va a dar cuenta de los avances registrados en los últimos años en el diagnóstico biológico, destacando las contribuciones en hematimetría, citología, citometría, citogenética y biología molecular.

Como resumen los coordinadores de este simposio, los doctores  Sara Alonso A?lvarez, del Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo), y Ferran Nadeu Prat, del IDIBAPS-Hospital Cli?nic (Barcelona), “vamos a tener la oportunidad de escuchar tres versiones muy diferentes de cómo se está desarrollando la biología molecular y cómo se está produciendo el salto del laboratorio de investigación al de rutina”.

La sesión va a servir para obtener una explicación exhaustiva de las técnicas más novedosas, ya a punto de llegar a la asistencia diaria. También se va a aportar una aproximación a los conceptos de inteligencia artificial en el campo del diagnóstico molecular. Y, finalmente, se obtendrá una visión integradora que pone de manifiesto cómo ha cambiado todo en poco tiempo desde los ojos de pioneros en este campo y utilizando un modelo real de enfermedad. Sin duda, afirman los coordinadores de esta mesa, “vamos a poder comprobar, de primera mano, la verdadera revolución en el diagnóstico biológico que hemos vivido y que estamos viviendo”.

Importantes implicaciones clínicas

Estas innovaciones diagnósticas están teniendo ya una clara y positiva repercusión en el abordaje de las enfermedades hematológicas. Fundamentalmente, según indican los doctores Ferran Nadeu y Sara Alonso, están explicando discrepancias que no conseguíamos resolver con las herramientas existentes, así como resolviendo la organización de los grandes cajones de sastre en el diagnóstico hematológico”. Sin embargo, matizan, “muchas veces también son fuente de conflicto, al modificar paradigmas que considerábamos válidos y se nos desmoronan…pero de eso trata la ciencia”

En el caso concreto, de las modernas técnicas genéticas, están contribuyendo al desarrollo de nuevas clasificaciones diagnósticas, la selección de dianas y la integración, mejorando las clasificaciones pronósticas. “El camino va a ser largo, ya que 1+1 no son dos”, auguran estos expertos, quienes admiten que “actualmente tenemos un puzzle con millones de piezas, y hay que conseguir saber qué figura aparece al combinarlas”.

La genómica, la proteómica, la metabolómica no son únicas ni absolutas, igual que tampoco lo es el tumor sin un entorno inmune. “Todas las partes contribuyen, y el objetivo, en nuestra opinión, debe de centrarse en entender y escenificar de la mejor manera posible la situación del paciente y recrearla tan bien que los modelos funcionen, las combinaciones de tratamientos sumen eficacia, etcétera”, coinciden en señalar Ferrán Nadeu y Sara Alonso. “Queda mucho trabajo por hacer”, sentencian.

Big data: soluciones y problemas

En el simposio también se dará relevancia al big data y la inteligencia artificial, que han dejado ya de ser opciones de futuro para convertirse en recursos reales y disponibles en la práctica clínica. “Cada minuto se avanza más en este ámbito, pero debemos ser conscientes que también suponen muchos problemas... ¡de espacio!. El principal reto por resolver sigue siendo el almacenaje y tratamiento de los datos”.