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El Dr. Ramón García Sanz finaliza en este Congreso de Barcelona su mandato como presidente de la SEHH. Su valoración de estos tres últimos años es “sumamente positiva”, ya que esta sociedad científica ha mejorado y ha aumentado sus actividades “a pesar de la pandemia”.

¿Qué balance hace de la especialidad en el último año?

En lugar de hablar de los aspectos científicos, me gustaría resaltar que estamos teniendo una gran dificultad en el acceso a los fármacos más innovadores. Tuvimos muchísima suerte con los CAR-T, que se introdujeron con cierta rapidez, aunque con algunas restricciones. Esta terapia poco a poco se va extendiendo, y está disponible para nuestros pacientes.

Por lo tanto, considera positiva la implantación de la terapia con células CAR-T en España…

En estos momentos, prácticamente todo el territorio español está cubierto gracias a la aprobación de los últimos centros. Más de 20 hospitales en España tienen la posibilidad de infundir las células CAR-T, por lo que se han subsanado algunos problemas pequeños que había en el acceso. En general, la verdad es que no ha habido grandes problemas de acceso a estos recursos, porque siempre hemos intentado plantear alternativas ante los posibles contratiempos. En este sentido, creo que no se puede decir que haya inequidad, y realmente todos los pacientes que necesitan esta terapia la reciben.

¿Y qué problema hay con las demás innovaciones?

Como ocurre en muchas especialidades, pero especialmente en Oncología y en Hematología, estamos teniendo muchísimos problemas de acceso a fármacos muy eficaces. Ahora mismo, en nuestro país los medicamentos ya aprobados por la EMA tardan una media de 517 días en ser financiados por el sistema público. Ese año y medio supone una auténtica barbaridad para nuestros pacientes, porque debemos tener en cuenta que se trata de una mediana, lo que significa que hay pacientes que incluso deben esperar hasta tres años para recibir un medicamento que sabemos que es eficaz.

¿Qué margen de tiempo considera factible?

El país que nos puede servir como referencia en este sentido es Alemania, donde la media es de unos 90 días, aunque su sistema es diferente al español. De hecho, los alemanes también están corrigiendo el procedimiento para evitar que un fármaco poco beneficioso pueda entrar en el sistema.

En España llevamos reclamando más agilidad en el proceso de aprobación de la financiación desde hace mucho tiempo, y, aunque el Ministerio intenta poner soluciones, la realidad es que seguimos teniendo un retraso notable.

Durante su mandato también ha hablado de la necesidad de crear un registro de la especialidad.

Necesitamos registros en España, en general, y en nuestra especialidad, en particular. En los últimos tiempos, la SEHH ha intentado hacer algunos avances, y hemos empezado a preguntarnos cuántos hematólogos tenemos en nuestro país, cuántos servicios hospitalarios, en cuántos se puede hacer terapia CAR-T o trasplantes. Hoy por hoy, no lo sabemos. Tampoco conocemos la tasa de reposición que necesitamos para nuestros especialistas en el futuro.

¿Qué soluciones puede haber?

La SEHH está impulsando la creación de un registro que se llama HEMORED, y que en este momento ya incluye datos de más de 50 hospitales. Cada centro tiene que hacer el registro y aportar toda la información disponible relacionada con el número de especialistas y de residentes. También deben indicar, por ejemplo, el número de transfusiones o trasplantes que pueden hacer, si realizan la terapia CAR-T, etc. En el registro figuran más del 50 % de los hospitales acreditados para la docencia en España. Por tanto, constituye un arma muy poderosa para que los residentes del futuro que se decanten por la Hematología puedan elegir mejor el hospital al que quieren ir.

¿Qué valoración global hace de su mandato?

Ha sido una presidencia un poco dura, porque empezaba en 2019, así que nos ha tocado ‘lidiar’ con toda la pandemia. Obviamente, centramos toda nuestra atención en cubrir las necesidades de los pacientes con COVID-19. Pero también hemos estrechado vínculos con otras sociedades científicas, como la SETH, y también con los grupos cooperativos de trasplante, de infecciosas, etc. Igualmente, hemos mantenido contacto permanente con otras sociedades científicas internacionales, como la americana o la europea.

En cuanto al coronavirus, para canalizar toda la información disponible, creamos una página web, con el objetivo de asesorar a nuestros asociados, y, además, para ayudar a las autoridades a controlar la pandemia. También tuvimos una gran participación en el debate surgido a partir de los problemas de trombosis vinculados con las vacunas, en colaboración muy directa con la SETH.

Fueron días de trabajo muy intenso…

Si, podemos decir que en unos 50 días organizamos más de 20 simposios, y participamos en dos congresos especiales para abordar toda la temática relacionada con la COVID-19.

¿Qué otras iniciativas destacaría de los tres años al frente de la SEHH?

Hemos impulsado otros muchos proyectos, como el ya mencionado registro HEMORED. También hemos mantenido un diálogo constante con las administraciones para intentar buscar soluciones a nuestra especialidad, como luchar por los cinco años de formación, aunque no hemos conseguido resultados. Por el contrario, sí hemos logrado grandes avances en cuanto al acceso a fármacos. También hemos mejorado el desarrollo del diagnóstico genético, que está a punto de entrar en la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud. Es algo absolutamente imprescindible para todos los pacientes con cáncer.

¿Y en cuanto a la investigación?

Hemos generado una CRO académica, es decir, una clinical research organization, una empresa que se dedica a monitorizar y a apoyar los ensayos clínicos. En España, como en el resto de países, las CRO comerciales suponen la parte más cara de los ensayos clínicos en este momento; a veces, incluso más que el propio fármaco. Muchos países, como Francia o Italia, han hecho sus propias CRO académicas. En esta línea, la SEHH ha creado una CRO en España para ayudar a los grupos cooperativos a reducir costes, especialmente en aquellos estudios que tienen dificultades para conseguir financiación.

La SEHH también ha desarrollado una amplia labor de comunicación.

Así es, y una de las iniciativas de las que me siento más satisfecho es la reedición de la revista “Sangre”.

¿De qué manera se han impulsado los programas de becas en los últimos años?

Hemos ampliado el programa de becas de la SEHH gracias a una mejora de la financiación, lo que nos permite destinar en la actualidad casi 1.300.000 euros anuales a apoyar a nuevos investigadores para estancias en el extranjero y otras series de proyectos.

Personalmente, ¿qué ha supuesto para usted la presidencia de la SEHH?

Me siento muy satisfecho. Eso sí, aunque me va a dar mucha pena dejarla, también me voy a liberar de trabajo y mi familia lo va a agradecer.