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Junto al reto y deseo de volver a reunir de forma presencial a prestigiosos especialistas nacionales e internacionales, el Dr. Josep María Ribera destaca de este Congreso otros aspectos de interés, con un programa científico que intenta abarcar los asuntos más candentes de la especialidad.

¿Qué podemos esperar de este Congreso?

Por un lado, esperamos consolidar la presencialidad de forma mayoritaria en los congresos nacionales de la SEHH y la SETH, después de algunos años marcados por la virtualidad que ha impuesto la pandemia de coronavirus. El otro reto es conseguir que el programa científico previsto termine siendo del agrado e interés de los congresistas.

Si fuesen pocos alicientes, además en esta edición se hace coincidir el Congreso Nacional SEHH-SETH con el 38º Congreso Mundial de la ISH…

Así es, y no cabe duda que supone un valor añadido y, además, un mayor reto organizativo. La relación de la SEHH y la SETH con la Sociedad Internacional de Hematología ha sido muy fluida en todo momento, lo que ha facilitado enormemente todos los preparativos de este evento; de esta forma, se han podido integrar, con relativa facilidad, todas las actividades propias de este evento internacional dentro de nuestro Congreso, y sin necesidad de modificar la duración global de la reunión. Y es que las actividades de ambos congresos se complementan y se enriquecen.

Del completo programa científico preparado para esta reunión, personalmente ¿cuáles apuntaría como los temas más sobresalientes o de actualidad?

Es difícil hacer una selección de los temas más destacados cuando se ha intentado diseñar un programa en el que se abordan prácticamente todos los aspectos más significativos y novedosos de la Hematología, Hemoterapia Hemostasia y Trombosis. En cualquier caso, resaltaría particularmente el tema de la hematopoyesis clonal de potencial indeterminado, así como los avances en terapia CAR-T y, como no, la aplicación de la inteligencia artificial en determinadas facetas de la Hematología, la Trombosis y la Hemostasia.

Clínicamente, ¿qué suponen los progresos que se están alcanzando en lo que respecta a la hematopoyesis clonal de potencial indeterminado?

El hecho de poder detectar de forma muy precoz en determinadas personas unos clones hematopoyéticos con una potencial transformación maligna supone un avance muy importante, sobre todo en cuanto al establecimiento de protocolos adecuados para el seguimiento de estas personas, que aún no pueden considerarse pacientes. Todo esto debe realizarse, además, sin alarmar, ya que es posible tener un clon hematopoyético de estas características y no acabar sufriendo una enfermedad relacionada. De hecho, en muy pocos de estos casos se acabará desarrollando una verdadera neoplasia hematológica. Por eso, mi recomendación es: 1º) seguir a los portadores de clones hematopoyéticas de potencial indeterminado; 2º) continuar aprendiendo de esta nueva línea de investigación; y 3º) no alarmar a la población. Sin duda, esto nos puede ofrecer en el futuro grandes posibilidades en el ámbito de la prevención.

Se ha previsto una sesión especial de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), ¿qué podemos esperar de ella?

El Grupo REDECAN es muy serio y riguroso, y acumula ya una amplia y exitosa experiencia en registros de cáncer. Ha publicado recientemente sus predicciones sobre la incidencia de las neoplasias hematológicas en España, realizadas partiendo del análisis de diversos registros poblacionales españoles. La pena es que en España no disponemos aún de un registro nacional de las neoplasias hematológicas; nos da mucha envidia la situación en la que se encuentran los países nórdicos, ya que cuentan con los mejores registros poblacionales a nivel mundial y en donde no se puede tratar una hemopatía si no se ha registrado previamente.

Y también está muy presente en el programa científico el problema que supone la COVID-19 en el ámbito hematológico. ¿Alguna novedad significativa al respecto?

Sí, hay varias cosas importantes que son novedosas. El virus causante de la COVID-19 está mutando constantemente, y estas nuevas variantes que van apareciendo nos plantean continuamente retos y obstáculos; y las vacunas van un poco detrás de esta realidad, siendo imposible cubrir de forma inmediata con las vacunas disponibles estas nuevas variantes que van surgiendo. En el caso concreto de los pacientes hematológicos, otra realidad clínica que estamos viviendo es que la infección COVID-19 sigue siendo frecuente en nuestros pacientes, aunque, por suerte, la mayor parte de los casos cursan de forma leve. Sin embargo, aunque sean formas menos graves que hace algunos meses, es evidente que la presencia de esta enfermedad suele provocar cierto retraso en la puesta en marcha de algunos tratamientos en nuestros pacientes. Por otra parte, la trombosis asociada a la COVID-19 sigue siendo un gran desafío.

Como coordinador del Grupo de Leucemia Aguda Linfoblástica del Programa Español de Tratamientos en Hematología (LAL-PETHEMA), ¿qué avances relevantes destacaría en este campo?

Después de varias décadas de avances muy sólidos en neoplasias hematológicas crónicas o subagudas, ahora parece que le toca el turno a las leucemias mieloides agudas, donde se están registrando en los últimos años importantes progresos con las terapias dirigidas a dianas moleculares. En estos momentos ya contamos con varias generaciones de fármacos de eficacia probada y que tienen un impacto muy significativo en la supervivencia de los pacientes.

En la LAL, el gran salto adelante se está produciendo con la introducción de la inmunoterapia, ya sea con anticuerpos monoclonales o con células CAR-T y, sobre todo, gracias a su adecuada integración dentro del tratamiento global de esta enfermedad. Por otro lado, es importante recordar que se están descubriendo nuevos subtipos genéticos moleculares de esta enfermedad, que han motivado la ampliación de la clasificación internacional de la LAL, lo que confirma que es una enfermedad muy compleja; en otras palabras, hay muchos subtipos de leucemias agudas linfoblásticas. Desde el punto de vista terapéutico, esto tiene grandes implicaciones, porque cada subtipo específico de LAL presenta un pronóstico diferente y, posiblemente, deberá ser abordado mediante tratamientos cada vez más específicos. Por otra parte, se están efectuando grandes avances en estudios ex vivo de sensibilidad a fármacos, de modo que se irá tendiendo a un tratamiento cada vez más personalizado de esta hemopatía. Cabe esperar en los próximos años una importante mejora en las tasas de curación de la LAL, especialmente en los adultos, donde hay un gran margen de mejora.