TRATAMIENTO A LARGO PLAZO CON FACTORES DE CRECIMIENTO HEMATOPOYETICO (G-CSF) EN PATOLOGIA NO NEOPLASICA.
García JR, López F, Romero A, *de Diego P.
Unidad de hematología. *Servicio de pediatría . H.G.B. de Baza (Granada). Servicio Andaluz de Salud.
FUNDAMENTOS: Los factores de crecimiento hematopoyetico son fármacos de reciente adquisición en nuestro arsenal terapéutico, su existencia ha ofrecido una posibilidad de tratamiento en diversas situaciones clínicas en las que las opciones terapéuticas eran como mínimo limitadas . El tratamiento con G-CSF es generalmente bien tolerado, sus escasos efectos secundarios así como su facilidad de administración son responsables de su amplia utilización.
PACIENTES:
CASO 1: Paciente de 17 años, diagnosticada de neutropenia cíclica con complicaciones infecciosa importantes a los 9 años de edad, tratada desde entonces con G-CSF (5 ug/Kg-dia, durante 5 días cada 21 días) un total de 80 meses .
CASO 2: Paciente de 4 años, diagnosticada de Glucogenosis tipo Ib con neutropenia severa a los 7 meses de edad. En principio asintomatica, que a partir del segundo año de vida presentó complicaciones infecciosas severas que incluso requirieron ingreso en UCI; tratada desde entonces con G-CSF (7 ug/Kg-dia, durante 5 días cada 14 días) un total de 34 meses .
Ambas pacientes no han presentado efectos secundarios clínicamente significativos atribuibles al fármaco (afectación de otras líneas hematopoyeticas, hepatoesplenomegalia, alteraciones del perfil hepático o metabólicas,...) y si algunos efectos secundarios menores como fragilidad capilar y dolores óseos autolimitados. Si se ha evidenciado una mejora ostensible de su calidad de vida medida en términos de disminución del uso de antibióticos, consultas al especialista y dependencia hospitalaria.
CONCLUSIONES: La utilidad clínica del tratamiento crónico con G-CSF en nuestros casos es evidente, ya que permite el desarrollo de la actividad habitual para su edad, prácticamente exenta de complicaciones infecciosas, sin continuas consultas médicas, ni por el momento efectos secundarios clínicamente significativos. Las únicas objeciones que se plantean son su elevado coste (900.000 y 650.000 pesetas/año respectivamente) y sobre todo la falta de una perspectiva histórica en su utilización a largo plazo en patologías no tumorales.