NECROSIS DE MÉDULA ÓSEA: DESCRIPCIÓN DE OCHO CASOS DIAGNOSTICADOS EN EL H. U. MARQUÉS DE VALDECILLA.
M Gutiérrez López, E Carreter, A Bermúdez, M Recio, MA Cuadrado, F Marco, M López Duarte, E Fernández Fontecha, R Pérez Montes, A Ontañón, JI Rodríguez Gutiérrez, A Insunza, A Zubizarreta
Servicio de Hematología. H.U. Marqués de Valdecilla. Santander
INTRODUCCIÓN. La necrosis de médula ósea es un cuadro histológico poco frecuente. Se asocia fundamentalmente a hemopatías malignas (LA, LNH, SMPC), anemia de células falciformes, tumores sólidos, infecciones severas, quimio o radioterapia, CID y enfermedades autoinmunes. Suele manifestarse como un síndrome febril con dolor óseo. La presencia de necrosis medular asociada a procesos neoplásicos se considera signo de mal pronóstico. Presentamos un estudio retrospectivo de las necrosis de médula ósea diagnosticadas en nuestro centro entre Noviembre-1992 y Marzo-2000.
RESULTADOS. Encontramos 8 pacientes, con una relación hombre/mujer de 7/1. La patología de base fue: 2 LNH (1 linfoblástico, 1 folicular), 1 EH, 1 LLA, 1 LAM (de eosinófilos), 1 neuroblastoma, 1 oligodendroglioma, 1 adenocarcinoma gástrico. Cinco de los pacientes recibieron tratamiento de su enfermedad de base antes del diagnóstico de necrosis medular: 4 con QT, 3 con trasplante de médula ósea/CPSP y 2 con RT. En 3 coincidió el diagnóstico de necrosis con el de la neoplasia. La mediana de edad al diagnóstico de necrosis de médula ósea fue de 36 años (4-86). Todos presentaban dolor óseo, 6 fiebre, 1 síndrome constitucional asociado y 1 tos. Los valores analíticos medios al diagnóstico fueron: Hb 86.8 g/L (60.7-106g/L), VCM 86.6 fl, plaquetas 96x109/L (17-415x109/L), leucocitos 12.2x109/L (1.9-44x109/L), neutrófilos 38.6 % (15-59%), linfocitos 33.3 % (14-51%), monocitos 4.6 % (0-12%). Cuatro tenían un síndrome leucoeritroblástico en sangre periférica. Se realizó gammagrafía ósea en 2 pacientes y RMN en 1, demostrando en los tres casos afectación parcial del esqueleto. El diagnóstico se realizó en 6 pacientes por citología del aspirado medular, que mostraba la sustitución de la médula por material eosinófilo amorfo con aisladas células en distintas fases de necrobiosis. En otros dos pacientes el aspirado fue blanco, pero las improntas del cilindro óseo mostraron idénticos hallazgos. Se confirmó el diagnóstico por la AP del cilindro óseo en 6 pacientes. Como complicaciones, 1 paciente tuvo una HDA y 3 pacientes infecciones. Siete pacientes precisaron la transfusión de CH, con una mediana de 3.5 unidades por paciente (0-74) y 5 de CP, con una mediana de 44 unidades (0-144). Siete de los pacientes fallecieron y 1 está vivo en tratamiento, con un seguimiento de 2 meses. La mediana de tiempo desde el diagnóstico de la enfermedad de base al de necrosis medular fue de 107.5 días (0-1162) y desde el diagnóstico de necrosis al éxitus de 21 días (5-68). Seis pacientes fallecieron como consecuencia de su neoplasia y 1 por complicaciones relacionadas con el tratamiento.
CONCLUSIÓN. La necrosis medular es una entidad de difícil diagnóstico dado que los síntomas que produce son inespecíficos, como muestra nuestra serie. Casi todos los autores coinciden en considerarla un factor de pronóstico pésimo cuando se asocia a neoplasias. En nuestra serie todos los pacientes presentaban una neoplasia de base y la mayoría (87.5%) fallecieron, con una mediana de supervivencia muy corta.